El procedimiento plasma pen funciona muy similar a un láser. La aguja del dispositivo (que nunca se inyecta en la piel) genera una luz a alta temperatura que quema ligeramente la piel de forma controlada. Esta quemadura ligera crea un daño a la epidermis (capa superior de la piel) para que los fibroblastos (células que se encargan de generar colágeno y elastina) se pongan a trabajar para reparar la piel.
Este proceso dura entre 4 y 8 semanas dando como resultado una piel más firme, jóven y suave.
Los usos del plasma pen son muy variados. Se puede utilizar en párpados, cuello, mejillas, contorno de labios, queratosis ceborreica, lunares, verrugas, estrías, cicatrices de acné, entre muchos otros.
No es recomendado para pieles muy oscuras, ni pieles con mala cicatrización o cicatriz keloide. Tampoco con pieles propensas a hiperpigmentación.
Siempre consulta con un experto certificado para saber si eres candidato o candidata para este procedimiento.
El cráter se pierde o se queda como cicatriz